sábado, 12 de junio de 2010

Control Médico

Como raras veces se veía, la oficina de la Consulta Médica estaba colapsada por padres junto a sus niños enfermos. También personas de la tercera edad, esperando ser atendidos por los 3 doctores y una dentista que trabajaban en sus respectivas salas. Es una fría noche de otoño, muy oscura a causa de la niebla, con la novedad del temblor grado 5,2 a las 7:16 PM, el que nunca percibí.

Iba preocupado y nervioso. La secretaria con el televisor a todo volumen viendo “Yingo”, el llanto de la pequeña María Belén y una que otra carcajada entre conocidos (haciendo corta la espera), era el escenario de todo. Me senté en el único banquillo desocupado justo al lado del baño. Como no quería ver el programa favorito de la secretaria, decidí tomar una revista y sumergirme entre sus fotos, pensando en la mejor excusa sobre que decir al médico en otro nuevo control.

La “Vivienda y Decoración” se notaba interesante. Colores, paisajes geométricos, letras grandes y letras chicas, parecía no distraerme. Ya en cada hojeada la angustia poco a poco parecía temor. Y no era por entrar a ver al Doctor y explicar que el tratamiento no había dado resultado. Era a causa de la misma desagradable y odiosa angustia, que a cada hora me atormentaba durante mis últimos meses.

Cuando ya no parecía salir de mi estado de pánico, me distrae el dialogo de la “viejita” de al lado. En una voz casi profética, le conversa a otra señora un tanto siútica, de los problemas y tragedias de la vida. “Todos hemos perdido algo. No podemos tenerlo y ganarlo todo…aunque no quisiéramos, eso pasa. Me refiero a cosas materiales, personas, logros, fracasos, incluso la salud”. En ese momento, la secretaria atina a bajar el volumen del televisor y dedicarse a lo suyo, quedando la sala de espera casi a merced de la experiencia de vida que ganó la señora. La muerte de una hija a causa del cáncer y el cambio de trabajo, la llevaron a estar en un profundo estado depresivo. “Entendí con ayuda de algunas personas, que todo en la vida tiene solución. Que las cosas malas pasan por algo, y que efectivamente es así. Los problemas que uno se toma enserio, solo contribuyen negativamente en nuestras cabezas, para achacarnos y enfermarnos más. Cuando existe un problema y tiene solución, ya dejó de ser un problema, porque tiene solución. Y si ese problema no tiene solución, tampoco es un problema, porque no tiene solución. No vale la pena gastar nuestras energías por cosas que no dependen de nosotros. Y es raro que ningún problema no tenga solución hoy en día, si sabemos recurrir a los medios correctos. Para todo y siempre hay una salida”.

La señora quien estaba siendo receptora de aquel consejo, de inmediato entendió el significado de lo que le estaba diciendo, y pregunto:
_ Entonces “Tere”, ¿A que vienes hoy al médico.
_ Esperando a mi hija que es la dentista que atiende allá dentro _ respondió.

Mientras me levanto para cambiar por otra revista, comienzo a pensar en mis problemas y en sus soluciones. Empiezo a darme cuenta que quizás, esta enfermad sea algo netamente psicosomática, y que lamentablemente el Doctor no quería asimilar. Estaba claro que sus largos tratamientos, lejos de hacerme mejor, me hacían sentir mucho peor. Era el momento de asimilar ese diálogo, que sin pensar siquiera alumbró de repente mi conciencia.

Estaba seguro que el Médico me entregaría una nueva receta. La cuarta de todo este largo proceso. Y antes de enterarme de que nuevos remedios se trataría esta vez, apenas llamaron mi nombre para entrar, decido que no los volvería a comprar. No regresaría a la farmacia, a tener que ver la cara de la misma Químico Farmacéutico mientras me registra en su PC, comprobando la veracidad de la indicación. Ya tenía claro desde ése minuto, saludando y mirando de frente a mi Doctor, que el remedio y la solución sería otra.

El Secreto De Sus Ojos.


"...Y ya parece que no lo hubiera vivido. 
Más bien parece el recuerdo de un recuerdo lo que va quedando".
.